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IN SPANISH: Los Cubanos en Florida: Una Larga Historia

La Florida tiene mucha historia relacionada con los cubanos. Para empezar, La Florida antes pertenecía a la Capitanía General de Cuba. En la ciudad de San Agustín, el asentamiento europeo más viejo en lo que hoy en día son los Estados Unidos y fundado por Pedro Menéndez de Avilés en 1565, había cubanos que también consideraban a la ciudad como su hogar. Por ejemplo, el 4 de febrero de 1682 se casaron Andrés Garrido, natural de La Habana, con Gertrudis de Morales, natural de San Agustín. Los Cubanos no eran los únicos caribeños que vivían en San Agustín.

Mapa del año 1740 de San Agustín durante el primer periodo Español


El 27 de noviembre de 1813, Pedro Trujillo, natural de Puerto Rico y soldado de la Primera Compañía de Morenos de La Habana, murió en la ciudad de San Agustín y fue enterrado en dicha ciudad. También, el 11 de Julio de 1680, se casaron en San Agustín el Capitan Diego de la Sierra, natural de Santo Domingo, con Maria Antonia de Espinosa, natural de dicha ciudad. En las misiones católicas fundadas por los españoles en La Florida, también había frailes nacidos en Cuba que trabajaban en algunas de esas misiones evangelizando a los indígenas. Por ejemplo, el 29 de Octubre de 1696, en la misión de La Concepcion de Atoyquime (cerca de lo que hoy en día es New Smyrna Beach), el Fraile Luis Sanchez y Pacheco, natural de La Habana, castigó un grupo de indígenas de la tribu Jororo por no obedecer la doctrina católica. Esos mismos indígenas decidieron ir hacia Fraile Sanchez, quien estaba con dos jóvenes de la tribu Yguaja (o Guale) quienes lo ayudaba en las misas y un cacique joven que se llevaba bien con él.


Cuando se encontraron con él, esos indígenas le pidieron al cacique que matara al fraile, pero el cacique les dijo que no. Como resultado, los indígenas lo mataron y luego empezaron a amenazar al Fraile Sanchez quien negó rechazar su fe. Esa muestra de valentía hacia la fe Cristiana le costó caro porque fue asesinado junto con los dos jovencitos, y los indígenas se robaron los ornamentos de la iglesia y se escaparon. Este evento provocó pánico entre muchos de los indígenas Jororo que exitosamente adoptaron la fe católica e hizo que escaparan a la misión de San José de Jororo, donde ellos, con lágrimas en los ojos, le contaron al Fraile Salvador Bueno en dicha misión, de lo que ocurrió en Atoyquime. Al enterarse de tan trágicas noticias, Fraile Bueno inmediatamente partió hacia San Salvador de Mayaca, la misión principal de la región de los indígenas Mayaca y Jororo (ubicado en lo que hoy en día es el pueblo de Volusia) donde él le informó a un teniente de lo que había escuchado y de ahí la noticia llegó al oído del Vicegobernador quien inició una investigación que duró unos años y terminó con la captura de tres fugitivos.


Luego, en San Agustín, había otros cubanos viniendo a la ciudad. Por ejemplo, el 16 de mayo de 1748 Agustin del Castillo, natural de La Habana, se casó con Melchora de León, natural de San Agustín, y el 11 de mayo de 1759 la parda Mariana Josefa de Ayala y de Córdoba, nació en San Agustín, hija de cubanos de La Habana y ahijada del estadista Don Juan Eligio de La Puente, cuya familia era muy rica y prominente en La Habana. En 1762, los ingleses tomaron La Habana lo cual provocó el Tratado de Paris. Con ese tratado, La Florida pasó a Gran Bretaña a cambio de la devolución de La Habana a España, y durante 20 años, muchos de los habitantes de San Agustín se fueron a vivir a Cuba incluso fundaron un pueblo en Cuba llamado San Agustín de la Nueva Florida (que hoy se llama Ceiba Mocha). Durante los años de la Guerra Revolucionaria de los Estados Unidos (de 1775-1783), muchos cubanos lucharon contra los ingleses bajo el liderazgo de Bernardo de Gálvez, Gobernador de Luisiana y luego Virrey de Nueva España, en las batallas de Bayou Manchac, Baton Rouge, Mobile y Pensacola lo cual proporcionó una oportunidad a los rebeldes a hacer firme su declaración de independencia y forzar los ingleses a negociar después de la batalla decisiva de Yorktown, que ocurrió unos meses después de la victoria española en Pensacola.


Para esa dicha batalla, el oficial Francisco Saavedra de Sangronis hizo un llamamiento a los ciudadanos de La Habana en busca de ayuda. Solicitando su ayuda para recaudar fondos con el fin de montar una campaña exitosa para Washington y los rebeldes contra los ingleses, en solo seis horas el pueblo cubano recaudó alrededor de $500,000 pesos, todos los cuales fueron usados para la Batalla de Yorktown. Saavedra tuvo que prometer a los cubanos que él iba reembolsarlos por su contribución. Esos fondos fueron distribuidos al Almirante François de Grasse y su escuadrón. Después de unirse a Washington y el Ejército Continental, la batalla de Yorktown terminó en victoria para los rebeldes.


También, el contrabandista y empresario Valenciano Juan de Miralles y Trailhon, residente de La Habana y unido por matrimonio a la adinerada y prominente familia Eligio de la Puente de La Habana, llegó al puerto de Charleston el 9 de enero de 1778 bajo el pretexto de que se dirigía a Cádiz pero tuvo que detenerse en el puerto para reparar la nave. Tras la evacuación británica de Filadelfia en junio de 1778, de Miralles se instaló en la ciudad primero en una residencia ubicada cerca del río Delaware y más tarde en “Mount Pleasant”, la mansión del corsario John MacPherson. Ahí, se hizo amigo del Padre Fundador Robert Morris, con quién se dedicó al comercio incluyendo la apertura de una ruta comercial entre La Habana y Filadelfia, y al comerciante irlandés Oliver Pollock. En la temporada de Navidad de 1778, de Miralles conoció y se hizo buen amigo de George Washington. Aprovechando sus conexiones, Juan de Miralles expandió su riqueza a través de la compra y venta de armas, naves, ropa y muebles y donó la mayoría de sus ingresos al Congreso Continental.


A través de él, envíos de tabaco, azúcar, vino, pasas y hasta chocolates, hábilmente disfrazados bajo la apariencia de regalos diplomáticos de la Corona Española, llegaron a los colonos. Juan también extendió varios prestamos personales y donaciones a los colonos, incluyendo un paquete entregado al puerto de Nueva Orleans con una variedad de ropa alicantina, pólvora, medicinas y rifles, y también una donación de 12,000 rifles a Boston. El plan de la Corona era elevar a Juan de Miralles a Enviado Diplomático a los Estados Unidos, sin embargo, debido a la política, siguió siendo un representante no oficial de la Corona Española. A pesar de la posición no oficial, fue tratado como un tipo de diplomático español, e incluso participó en conversaciones con el Congreso Continental sobre algunas disputas navales resultantes de daños a buques mercantes españoles por barcos corsarios que podrían haber puesto en peligro las relaciones entre España y los colonos, y hasta logró convencer al Congreso a financiar las reparaciones en algunos de los casos. Cuando fue a visitar a su amigo Washington en su sede en la mansión Ford en Morristown (New Jersey), cayó enfermo de neumonía y falleció el 28 de abril de 1780 en la mansión al cuidado de los Washington y sus médicos personales.


Hubo otra historia de las Damas de La Habana quienes, supuestamente, vendieron sus diamantes y recaudaron una suma considerable para la Batalla de Yorktown. Aunque esa historia suena muy interesante, desgraciadamente, parece que esa historia es probablemente un mito. Sin embargo, eso no minimiza la contribución del pueblo cubano a la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. Sin la ayuda del Imperio Español y el pueblo cubano, que en ese momento eran súbditos de dicho imperio, lo más probable es que Estados Unidos no hubiera nacido. Aunque la Guerra Revolucionaria de los Estados Unidos había terminado, Cuba y La Florida continuaron su larga asociación cultural, aunque una vez más bajo la misma bandera de España.


En la costa del golfo (el antiguo dominio de los indígenas Calusa), varios pescadores cubanos empezaron a crear ranchos de pesca donde ellos pasaron entre 4-6 meses del año pescando (viviendo en bohíos con techos de palma, alimentándose de uvas caletas y mariscos, y fumando tabaco en pipas de arcilla) y luego conservando su pesca en barriles de Sal de las Bahamas para venderlos en los mercados de La Habana a su regreso. En 1784, el pescador cubano José María Caldez (natural de Regla) fundó su rancho de pesca en la isla de Useppa proporcionando empleo a varios otros pescadores cubanos y españoles. En la isla de Cayo Pelau en la Bahía de Carlota, otro pescador cubano, Pedro “Perico” Pompon, creó su propio rancho de pesca en dicha isla. Por la costa de lo que hoy en día es Sarasota, otro pescador cubano, Felipe Bermudez tuvo un rancho de pesca ubicado en lo que hoy en día es el barrio de Cherokee Park. Luego, Antonio Maximo Hernandez, otro pescador cubano, estableció otro rancho de pesca por la costa de lo que hoy en día es St. Petersburg, FL (ubicado específicamente en lo que hoy en día es el “Maximo Park”) que él mantuvo en operación hasta 1848 cuando un huracán lo destruyó.


Durante los meses que estos pescadores cubanos pasaron en la costa del Golfo de La Florida, tuvieron interacciones con los indígenas locales de quienes aprendieron a pescar utilizando redes de pesca en una forma similar a como los indígenas Calusa solían pescar. Muchos de estos indígenas eran "seminolas" que descendían de los indígenas Creek que emigraron del norte de Florida, Georgia y Alabama. A través de múltiples interacciones, los seminolas comenzaron a trabajar junto a los pescadores. Muchos de estos pescadores cubanos comenzaron a casarse con mujeres seminolas, y al regresar a Cuba con sus pescas, algunos bautizaron a sus mujeres e hijos en la iglesia de Nuestra Señora de Regla en La Habana. Sus hijos mestizos formaron una nueva cultura floridana llamada la cultura “Hispano-Indígena” (o en ingles, “Spanish-Indian”).


Estos niños hispano-indígenas no solo se criaron con una identidad hispana única a La Florida, sino que también tenían nombres hispanos y podían hablar tanto español como sus idiomas indígenas. La influencia de estos pescadores cubanos y sus descendientes hispano-indígenas todavía se puede ver hoy en los topónimos de muchas islas en la costa del Golfo de La Florida, por ejemplo, Cayo Pelau, Isla Useppa ("Useppa" proviene del nombre de un barco llamado "Josefa" propiedad del ranchero cubano José María Caldez), Isla Regla (de Regla en La Habana), Isla Chino, Punta Blanca, Isla Mondongo, Isla Patricio e Isla Perico (del pescador cubano "Perico" Pompon). Los pescadores cubanos y los hispano-indígenas también comerciaban con esclavos fugitivos que se asentaron en la región escapando de plantaciones en Estados Unidos. Estos "cimarrones" construyeron empresas que vendían pescado y madera a La Habana y, a cambio, las autoridades españolas les dieron mosquetes y protección. A medida que la cultura hispano-indígena floreció, los ranchos de pesca se convirtieron en asentamientos permanentes y estas primeras pesquerías dejaron su huella en la historia del suroeste de La Florida.

Islas en la Costa del Golfo con nombres influenciados por los hispano-indígenas


En 1821, cuando se firmó el Tratado Adams-Onís, La Florida pasó a manos de los Estados Unidos. Cuando el gobierno estadounidense pasó La Ley de Traslado Forzoso de los Indios en 1830, estos ranchos de pesca llamaron la atención a los oficiales y los oficiales empezaron a tomar medidas en contra de ellos. Un estadounidense, William Bunce, también operaba su propio rancho de pesca en el Cayo Mújol (Mullet Key), donde queda hoy en día el parque Fort De Soto en St. Petersburg, y él le dio refugio a muchos de estos pescadores y sus familias mestizas. Eventualmente en Octubre de 1840, militares de Fort Brooke invadieron el rancho de Bunce y lo quemaron completo. En el año 1861, comenzó la Guerra Civil Americana y Florida se separo de la Union y se hizo parte de los Estados Confederados.


En Febrero de 1862, Un escuadrón de bloqueo de la Union de Cayo Egmont (Egmont Key) invadió el rancho de pesca de Abel Miranda, destruyendo su rancho completamente y sus jardines, y con eso se acabó en su mayor parte la cultura Hispano-Indígena. Durante la Guerra Civil, muchos cubanos y cubanos-americanos se aliaron con los Confederados. En el pueblo de Palatka, Dolores “Lola” Sánchez sirvió a los Confederados como espía y su inteligencia resultó en la captura de la nave USS Columbine de la Union y una victoria para los Confederados en la Batalla de Horse Landing, cerca de San Agustín. Ambrosio Jose Gonzales, natural de Matanzas y anexionista compatriota de Narciso Lopez, sirvió como soldado para los Estados Confederados llegando al rango de Coronel. Los hermanos Adolfo Fernandez Cavada y Federico Fernandez Cavada, por otra parte, naturales de Cienfuegos e hijos de un padre español y una madre estadounidense, lucharon para la Union en las batallas de Gettysburg y Fredericksburg y los dos llegaron a obtener el rango de Teniente Coronel.

Los Hermanos Adolfo and Federico Fernandez-Cavada


Cuando la Guerra Civil Americana se terminó en 1865, los hermanos (Adolfo y Federico) fueron nombrados cónsules de Estados Unidos en Cienfuegos y Trinidad respectivamente. En 1868, comenzó La Guerra de los Diez Años en Cuba y los dos hermanos lucharon junto a los rebeldes cubanos y ambos hermanos murieron en el campo de batalla.


Durante los 1870a, muchos cubanos, entre ellos empresarios de tabaco, empezaron emigrar hacia Cayo Hueso (Key West) no solo para escaparse de las tensiones entre los cubanos y los españoles sino también para buscar un lugar estable para sus negocios, y en Cayo Hueso muchos de ellos fundaron fabricas de tabaco. Ahí en Cayo Hueso, esos cubanos fundaron en 1871 el Instituto San Carlos dedicado a la conservación de la cultura cubana y el idioma español. Durante esa misma década de los 1870, los ranchos de pesca comenzaron de nuevo estableciéndose algunos en la isla de Cayo Costa por el Canario Toribio Padilla y Jose Sega (lo cual no se sabe si fue español o cubano) donde trabajaron muchos pescadores cubanos con ellos.


Luego, Vicente Martinez Ybor, empresario español de tabaco, mudó sus operaciones a Tampa alrededor de 1885 donde él construyó fabricas de tabaco. De ahí nació el barrio de Ybor City poblado con cubanos, españoles e italianos que trabajaron en la industria de tabaco. Durante la década de los 1890a, Jose Martí visitó varias veces a Ybor City, quedándose en la casa de Ruperto y Paulina Pedroso, donde en el año 1893 en dicha ciudad sobrevivió un intento de asesinato por dos agentes españoles. Durante La Guerra Hispanoamericana de 1898, muchos cubanos volvieron a su tierra para servir en el movimiento de independencia. Cuando dicha guerra terminó, los estadounidenses administraron la isla hasta 1902 en que fue elegido Don Tomas Estrada Palma como primer Presidente de la nueva Republica. Años después, comenzaron a emigrar muchos cubanos a Miami por las dictaduras de Fulgencio Batista y luego por la la dictadura asesina y sádica de Fidel Castro. Ahí lo dejo porque el resto es historia.


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2 Comments


Guest
Oct 27, 2023

Interesting point. Due to geographic proximity, Cuba has always been connected to American history. That is a fact. Before Castro's communist populist coup, the island nation benefitted from that link, becoming sort of a lab where new techniques and inventions were successfully tried. Problem was Batista's regime based on ignoring the 1940 Constitution, which open the door to such a vermin like Fidel Castro. Pre-Castro Cuba was not perfect, but it shined, the road to correct its problems, however, was not the "Revolution", which outcome Cubans have had to suffer, and are suffering today... Thank you for your article.

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Guest
Oct 27, 2023
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